Por Prepare/Enrich

Monitoreas las estadísticas de tus atletas y equipos favoritos. Monitorizas tu sueño y actividad diaria en tu reloj o teléfono. ¡Incluso sumas puntos durante una partida amistosa de Scrabble! ¿No sería lógico también llevar la cuenta en tu matrimonio?

La mayoría de nosotros probablemente sabemos que la respuesta correcta es no, pero eso no significa que no lo hagamos de vez en cuando, incluso inconscientemente. Quizás lleves la cuenta mental de cuántas veces has hecho alguna de las tareas habituales de tu pareja, cuánto tiempo ha dedicado a un pasatiempo en solitario o cuántas veces se ha levantado con el bebé. Hay muchas maneras de llevar la cuenta, pero todas tienen algo en común:

Sabotean cualquier sentido de equipo.

¿Por qué? Bueno, cuando te concentras en que números o cantidades específicas sean "iguales", cambias tu mentalidad a "tú contra tu cónyuge". ¿Estás haciendo más tareas domésticas que él? ¿Sale más con sus amigos? ¿Has "ganado" más discusiones últimamente?

Pero la cuestión es que el matrimonio no se trata de dar y recibir en cantidades iguales y específicas. Al contrario, habrá momentos en que tú lleves más carga y momentos en que tu cónyuge la lleve. Es parte del flujo y reflujo del matrimonio; el entendimiento de que se apoyan mutuamente y están ahí para apoyarse mutuamente cuando lo necesiten, pase lo que pase.

¿Por qué lo hacemos?
Llevar la cuenta puede parecer una solución fácil a tus problemas. Si todo está igual, no debería haber nada de qué enojarse y estarías satisfecho, ¿verdad? Claro que no. Lo cierto es que no suele tratarse solo de "lo" que estás controlando. La tendencia a llevar la cuenta a menudo surge de un problema subyacente más grande que causa, como ya habrás adivinado, resentimiento. Por ejemplo, ¿sientes que necesitas más tiempo de calidad juntos? ¿Necesitas hacer algunos ajustes en la distribución de responsabilidades? ¿Te sientes agotado en algún aspecto de tu vida? ¿Hay algún asunto sin resolver que debas comentar con tu pareja? Una vez que comprendas la conexión entre llevar la cuenta y el resentimiento, estarás en mejor posición para llegar a la raíz del problema.

¿Qué puedes hacer en su lugar?
La próxima vez que te sorprendas llevando la cuenta de los problemas en tu matrimonio, tómate un tiempo para reflexionar sobre lo que realmente está sucediendo. Si no estás seguro al principio, puede ser útil trabajar a la inversa desde el punto de vista del problema. Por ejemplo, ¿estás realmente enojado por eso en particular o tus sentimientos provienen de un problema subyacente relacionado con eso? Una vez que hayas identificado la causa, es hora de preguntarte si realmente has hablado con tu pareja al respecto. Si no es así, conviértelo en una prioridad. Puede que ni siquiera se dé cuenta de que ha cometido un error o de que estás molesto. Si ya lo has mencionado antes, esto podría indicar un problema persistente que requiere más atención de ambos. Salir de la mentalidad de llevar la cuenta y ver el problema desde una perspectiva más amplia es el primer paso para trabajar juntos y encontrar una solución.

Llevar la cuenta puede parecer inofensivo, hasta que te aferras a la mentalidad de "tú contra tu cónyuge". Aprender a identificar y abordar el verdadero problema para hacer lo mejor para tu matrimonio es la mejor manera de salir adelante.

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